sábado, 14 de abril de 2007

A MÍ LA LEGIÓN

En la primera crónica sobre los actos del miércoles, el plumilla nos dice que lo peor fue "La chiquillería que se traslada a la Plaza de San Sebastián para ver a La (sic) Legión solamente"

Y en la segunda crónica sobre el mismo tema, lo peor fue: "El niñaterío que hubo durante la procesión, quizá por ver a La (sic) Legión y a veces no respetar al pasar por medio"

¿Qué esperaba? ¿Qué tiene de malo querer ver un desfile militar sin más connotaciones? Estas cosas suelen suceder cuando se utiliza un espacio público y no se puede prohibir a los ciudadanos que vayan a donde quieran. La solución es bien fácil: celebrar los actos en un recinto privado con derecho de admisión (y de camino yo hubiese podido realizar sin tantos problemas mis compras en el Mercadona).

Espero que nuestro simpático reportero no pretenda implantar un toque de queda para el "niñaterío" durante las procesiones.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo más curioso de ese artículo que cita es la variada riqueza del vocabulario usado para la redacción del mismo: "chiquillería, niñatería, o esa perla dorada de la nueva lingüística, pasar por en medio". Noble casta de comunicadores sin lugar a dudas.

Anónimo dijo...

Vamos, rebusca una nube, esperamos una nuevo análisis.
Saludos