martes, 27 de mayo de 2008

CORPUS... EN SEVILLA

Prolija descripción de la celebración del Corpus en Sevilla, a cargo de nuestro director, para decirnos lo malos y ateos que somos los antequeranos por haber eliminado fastos en esta celebración. Este nostálgico del antiguo régimen se lamenta de que la llegada de la "Democracia" (así, entrecomillada, como si fuese un bicho raro) supuso la eliminación de esta fecha en el calendario de fiestas nacionales.

Yo le diría dos cosas. La primera es que los culpables de la eliminación de los fastos son sus propios correligionarios que, incluso habiéndole pasado la celebración a un domingo, prefieren irse a la playa. Y la segunda es que los despreciables demócratas preferimos honrar, por ejemplo, a nuestra Carta Magna antes que a un pedazo de oblea y una copa de Pedro Ximénez.

Tampoco es de extrañar la aversión a la democracia mostrada por un seguidor de uno de la decena de estados que se declara expresamente no democrático.

SEGUIMOS DE OBRAS

Hace un par de entradas me refería a los beneficiarios de las obras de peatonalización, que según El Sol, son los comerciantes. Ahora parece ser que dichos comerciantes protestan porque las obras van lentas. Y aquí me surge la duda. Como apuntaba en el citado post, ¿realmente esas obras benefician al comercio? O, si son beneficiarios de obras que pagamos todos, ¿con qué derecho exigen además que sean prioritarias? ¿Tendríamos que paralizar todas las demás obras del municipio?

Cualquier día, nuestro semanario es capaz de proponer la deportación de los vecinos de calle Lucena a un campamento de refugiados para poder trabajar día y noche.

EPÍTETOS

En El Sol son muy aficionados a usar epítetos que, por repetidos y acríticos, terminan por no decir nada. Es el caso de las interpretaciones artísticas, que siempre son sublimes, magníficas, apoteósicas o inenarrables. No recuerdo haber leído nunca que una coral o una orquesta haya estado regular, que tal o cual pasaje estuvo poco brillante o sencillamente que fue un fiasco. Entiendo que en un medio con tan pocos medios, valga la redundancia, no haya presupuesto para un crítico musical; precisamente por eso, no deberían meterse en camisas de once varas y limitarse a dejar constancia del evento sin más valoraciones. Viene esto a cuento de una noticia donde no hay manera de encontrar en todo el artículo un solo argumento que apoye la calificación de la pareja de intérpretes.

Les recomendaría que reflexionasen sobre esta cita atribuida a Groucho Marx: Es mejor estar callado y parecer tonto que hablar y despejar las dudas definitivamente.

miércoles, 14 de mayo de 2008

QUE LLAMEN AL VIÑOLO

Digo yo que el Viñolo no les cobrará demasiado por llevar y traer al muñeco y nos ahorrarían a todos un nuevo corte de calle.

CATETOS

Es la primera vez que leo a María del Mar Soria Ibáñez y, visto lo visto, le auguro un gran porvenir en nuestro semanario por su "vista" y su "imparcialidad".

Según la corriente de opinión predominante en El Sol, y que esta articulista ha adoptado con fruición, los únicos antequeranos de pro deben ser los comerciantes, ya que todas las modificaciones de la ciudad deben hacerse en función de sus cuentas de resultados. Los restantes vecinos somos una especie de "paganos" sin derechos y animales consumidores... a mayor gloria de los citados comerciantes.

En este contexto la llamada peatonalización de Antequera es vista como la panacea... para el comercio. Esta señora dice que es elogiable la apuesta por la peatonalización, porque en ciudades como Málaga (Larios) o Madrid (Preciados) esta opción las ha convertido en un símbolo de cosmopolitismo al más puro estilo newyorkino. (sic)

Joer, semos cosmo... güeno, eso... como los newyorkinos y yo con estos pelos.

Los que no tienen la suerte de ser comerciantes y tienen que llevar sus hijos al colegio para seguir su camino al polígono o a otras localidades donde trabajan lo tienen crudo. En el mejor de los casos les queda media hora como mínimo de callejear por Antequera para llegar a su meta. Eso si no se encuentran varias calles cortadas por un repartidor, una hormigonera, una valla solitaria plantada en mitad de la calzada sin motivo aparente...

No sé yo si finalmente matarán a la gallina de los huevos de oro, pues conozco bastante gente de pueblos cercanos que dicen no pisar el centro ni para dar un recado, pues o se comen el coche o se gastan una pasta entre zonas azules y parkings privados, así que prefieren quedarse en Eroski, con aparcamiento gratis, tiendas de todo tipo, bares y su cine para pasar la tarde. Puede ser que Antequera se esté haciendo tan incómoda que finalmente tengamos un centro comercial... vacío. Habría que preguntarle, por ejemplo, a los hermanos Linde por qué han cerrado su emblemático establecimiento de ferretería en pleno centro de Antequera para irse al polígono.

Además está la forma en que se solucionan los problemas creados por la peatonalización. Esta tarde he asistido a una situación esperpéntica. Calle de la Tercia, varios coches intentando acceder a sus cocheras en la calle Campaneros enfrentados a otro vehículo que acaba de salir de una de ellas. Un espacio existente donde se podría poner este último para dejar paso a los demás, ocupado por una furgoneta de reparto. Y todo porque nadie ha previsto que, existiendo dos accesos, uno sea de entrada y otro de salida, amén de que los comerciantes (otra vez) tienen derecho de pernada para usar las calles peatonales a su gusto para el reparto. Los conductores con un cabreo de dos pares, llamando a la policía municipal que se niega a acudir. Al final, el conductor que estaba en sentido minoritario se tiene que jugar la carrocería maniobrando marcha atrás para no pasarse la tarde empantanado.

Y a todo esto, el impuesto de circulación es uno de los más caros de España. Un impuesto por el que el conductor no recibe nada a cambio, pues casi no se puede ya circular; y aparcar, no digamos.

Con tanta catetada de parecerse a Málaga, Madrid o New York, terminaremos pareciéndonos a Arcos de la Frontera, un precioso pueblo gaditano de estructura medieval donde, si necesitas transportar algo a la calle de atrás debes dar la vuelta a todo el pueblo al ser de un único sentido.

martes, 13 de mayo de 2008

¡QUÉ CRUZ!

Tienes razón, amigo, no tengo excusa. Si acaso, una explicación: el bar donde me tomo el café vespertino ha dejado de adquirir El Sol y, por tanto, he dejado de leerlo. El cabreo producto de su lectura me impelía a desfogarme aquí, pero eso de comprarlo expresamente para criticarlo no va con mi carácter.

Por otra parte, la edición digital, de la que podría servirme, no es tan jugosa, aparte de su desastrosa (yo diría que inexistente) organización. Por ejemplo, la sección de opinión, donde los artículos están ordenados por autor. Si quieres encontrar lo publicado en esta semana debes visitar uno por uno cada autor sin saber si hizo algo nuevo o no. Pero además, una vez accedes a los artículos de un determinado personaje, es imposible saber si es de hoy, de hace un mes o de hace un año pues les falta algo tan básico como la fecha de su publicación. Quizá la sección más fácilmente accesible sea el editorial, por ser el único fijo en todos los números y se le puede sacar algún jugo.

Ya que lo cito, el último que aparece en la web me mosquea un poco. En él, el reportero más dicharachero de la ciudad nos exhorta a marcar la X en la casilla de la iglesia católica. No entro ahora en la discriminación que supone que no aparezcan otras confesiones; lo ideal sería que no apareciese ninguna de ellas, ni siquiera que existiese cruz que poner; actualmente yo no tengo el mismo derecho que un católico a elegir el destino de parte de mis impuestos: yo, por ejemplo, no puedo ponerle una X a una asociación de ninfómanas, mientras ellos sí pueden ponérsela a una de pederastas. Sin profundizar, como digo, ahora en ese debate me hace gracia que nos intente convencer de la bondad de esa X con argumentos como que "No lo destina usted a los curas" sino a la "labor asistencial dirigida por monjas o sacerdotes". Aparte de que dicha afirmación es bastante dudosa, entre otras cosas porque las cuentas de la iglesia no están nada claras ¿qué mérito tiene que se dedique a obras sociales un dinero que se recibe precisamente para eso? ¿Tiene algún mérito oculto que un hospital se gaste los fondos que recibe en curar a los pacientes? ¿O que la policía gaste sus asignaciones en mejorar la seguridad ciudadana? Lo que deberían demostrar es que realmente se gastan ese dinero en esos fines y no en pagar indemnizaciones millonarias a víctimas de pederastia en distintas partes del globo.