Tras unos días ausente de la ciudad por motivos laborales, que me han hecho perderme esta feria pequeñita de mayo, me dispongo a leer las crónicas de mis queridos redactores en la certeza de que no me defraudarán.
Como siempre, me tiro al "suelto" de entrada, que suele ser lo más jugoso y me encuentro la siguiente afirmación:
Del viernes 1 al domingo 3 de junio. Ayer hubo día especial para las atracciones mecánicas.
Teniendo en cuenta que el número que tengo entre manos está fechado el 6 de junio, ¿duró la feria hasta el día 5 o es que el intrépido reportero no sabe la fecha en que se publica el semanario?
Ya en la crónica en sí, me encuentro este monumento a la estulticia:
AGROGANT despertaba las mañanas y despedía el sol de nuestra localidad con gran afluencia de público. Éste buscaba la atracción de los caballos y cabras, así como la variedad y exquisitez de los productos alimentarios del pabellón cubierto y climatizado.
Cuando alguien que apenas se desenvuelve en su idioma pretende convertirse en poeta le salen cosas de este tenor. Una personificación extravagante y con una sintaxis cuando menos extraña, seguida de una afirmación con tintes zoofílicos, para terminar con una ambiguedad que hace pensar que el pabellón (climatizado, ojo) es una especie de invernadero donde se cultivan pimientos.
Mi admirado Fernando Lázaro Carreter debe revolverse en su tumba cada vez que se comete una de estas barbaridades periodísticas.
Como siempre, me tiro al "suelto" de entrada, que suele ser lo más jugoso y me encuentro la siguiente afirmación:
Del viernes 1 al domingo 3 de junio. Ayer hubo día especial para las atracciones mecánicas.
Teniendo en cuenta que el número que tengo entre manos está fechado el 6 de junio, ¿duró la feria hasta el día 5 o es que el intrépido reportero no sabe la fecha en que se publica el semanario?
Ya en la crónica en sí, me encuentro este monumento a la estulticia:
AGROGANT despertaba las mañanas y despedía el sol de nuestra localidad con gran afluencia de público. Éste buscaba la atracción de los caballos y cabras, así como la variedad y exquisitez de los productos alimentarios del pabellón cubierto y climatizado.
Cuando alguien que apenas se desenvuelve en su idioma pretende convertirse en poeta le salen cosas de este tenor. Una personificación extravagante y con una sintaxis cuando menos extraña, seguida de una afirmación con tintes zoofílicos, para terminar con una ambiguedad que hace pensar que el pabellón (climatizado, ojo) es una especie de invernadero donde se cultivan pimientos.
Mi admirado Fernando Lázaro Carreter debe revolverse en su tumba cada vez que se comete una de estas barbaridades periodísticas.
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