viernes, 3 de octubre de 2008

ESTIMADO AFRICANO


Como el tema de este blog es tan monocorde que aburre a las ovejas dado que nuestro semanario no es nada original en sus meteduras de pata, aprovecho su comentario para llenarlo un poco de contenido y le contesto en este nuevo post.

Entiendo su desazón pues, cuando se critica a un colectivo al que se pertenece, uno no puede sustraerse a pensar que parte de esa crítica le concierne. Pero le aseguro que al hablar de la iglesia católica no me refiero a las creencias de cada uno de sus componentes. Cada uno busca el sentido de la vida y muchos lo encuentran en un dios. No es mi caso, pero respeto eso profundamente; sin ir más lejos, mi esposa es profundamente religiosa y no se me ocurriría ofenderla de ninguna de las maneras. Pero es lógico que cuando se opina sobre algo se dejen víctimas por el camino. No buscadas expresamente, pero inevitables. No me siento orgulloso de ello, pero es el precio que hay que pagar por ser consecuente con lo que se cree.

Aclarado esto, no puedo negar que soy profundamente anticlerical. Cuando hablo de una oblea y una copa de vino es porque no veo nada más que eso, aunque otros le quieran dar una simbología, igual que la Kaaba no es más que una tienda con una piedra negra en su interior. Pero la iglesia católica (en general todas las iglesias) es una institución creada y formada por hombres que, según mi parecer, no es nada modélica.

Que la iglesia no es democrática no es invención mía, sino una declaración de ella misma. Que hay distintas corrientes políticas en su seno, en constante lucha por el poder (terrenal) es evidente. Que se considera poseedora exclusiva de la verdad sin aceptar la posibilidad de que otras maneras de entender a dios también posean dicha verdad es algo de lo que hace su bandera.

No soy creyente, pero si lo fuese no podría pertenecer a un colectivo tan apegado al poder y tan alejado de lo que se supone que predicaba su fundador. Citando al profesor Loring, lo que nos cuentan de Jesús nos lo presenta como un crítico de las clases dominantes y del clero de su época, un personaje que despreciaba los rituales y que valoraba por encima de todo la caridad, la misericordia de los hombres hacia sus semejantes. La iglesia ha dado muestras en toda su historia y las sigue dando de que está muy alejada de ese ideal y esos valores. Soy de los que creen que si Jesús viniese a la tierra en la actualidad, seríamos los ateos quienes tendríamos que defenderle de su iglesia.

En este punto, puede que usted piense que bueno, que puede ser, pero que no soy nadie para criticar a un colectivo al que no pertenezco, que simplemente mire para otro lado y les deje en paz. Yo discrepo, porque resulta que, por mi edad, he vivido los tiempos en que era obligatorio pertenecer a la iglesia católica. Ni mis padres ni yo pudimos elegir no recibir clases de religión católica en el colegio. El estado y la iglesia eran lo mismo. Los obispos eran nombrados por el dictador y la iglesia estaba presente en toda nuestra vida. Y lo peor es que, a estas alturas, sigue queriendo estarlo, aún en contra de nuestra voluntad. Lo que para algunos era una madre protectora, para otros fue una madrastra opresora. Por eso considero que tengo derecho a criticar a la institución que me tuvo secuestrado tantos años con un obvio comportamiento sectario.

Para finalizar, no quisiera despedirme sin agradecerle sus observaciones.

Un cordial saludo.

5 comentarios:

jaramos.g dijo...

Estimado Dédalo. Me felicito por encontrar un nuevo artículo en tu blog y te lo agradezco. Es un placer leerte. Por eso cojo la tecla y me pongo a garabatear un breve comentario. Aunque en este caso sea para expresar un relativo desacuerdo. Supongo que lo leerás con el mismo interés y espíritu de sana polémica con el que amablemente lo he escrito.
No voy a entrar en el fondo de tu contundente visión de la Iglesia católica. No conozco tanto esa organización religiosa como para negar lo que dices ni tampoco para apoyarlo. Tan sólo quiero expresar una convicción que tengo desde hace tiempo (en mi caso, ese “hace tiempo” se traduce en quinquenios e incluso décadas, porque ya ni siquiera peino canas: puede que casi como tú, por el cariz de las vivencias infantiles que citas). Se trata de que no creo que sea justo juzgar, positiva o negativamente, a las personas y a las instituciones en la actualidad por lo que fueron o hicieron en el pasado. ¿Sería aceptable condenar a mi vecino sólo porque su padre fue un delincuente? ¿Sería razonable romper las relaciones mañana con Francia porque hace 200 años intentó conquistar España? O, al revés, ¿sería apropiado seguir considerando Portugal como una de las primeras potencias navales simplemente porque lo era en el siglo XVI? Estaríamos, en tal caso, como cuando los hijos de los artistas pretenden igual reconocimiento que sus padres sin haber heredado sus talentos. Etc. A mí me parece que hay que limitar el juicio al comportamiento actual, si es ese el que se quiere valorar, o al momento pasado de que se trate, si es otro período el evaluado. Pero no, aplicar la lupa de hoy a hechos pasados. Sobre todo si, como es posible y bastante frecuente, tanto las personas como las instituciones evolucionan y cambian (a mejor o a peor, claro está).
Un cordial saludo, amigo Dédalo. Y la invitación a que le eches un vistazo, cuando puedas, a unas cosillas sobre la Educación para la Ciudadanía que me ha dado por poner en mi blog.

Dédalo dijo...

Hola, jaramos.g

Supongo que todo el que se pone a opinar en un blog lo que realmente espera es que se le rebata, así que por ese lado, bienvenido.

Cuando me referí a hechos pasados no pretendía juzgar a la iglesia actual, sino explicar por qué me parece una institución cuyo carácter divino es un camelo. Las barbaridades que ha cometido hacen imposible pensar que un ente divino haya regido sus pasos en algún momento de la Historia.

Y, con respecto a un pasado mucho más cercano (el que vivimos los que aún tuvimos que hacer la mili), aclarar por qué creo tener derecho para criticar a esta institución, repito, nada de divina, sino totalmente humana.

Por otra parte, la iglesia tiene su razón de ser en unos hechos que sucedieron hace 2000 años y que se conmemoran varias veces al día en millones de templos, por lo que tampoco es tan descabellado juzgarla por cosas pasadas ;)

Pero ciñéndonos al presente, las cosas tampoco son realmente para tirar cohetes. El carácter antidemocrático de la iglesia pervive hasta nuestros días. Sus intenciones de convertir sus normas particulares en normas generales es un simple intento de convertir nuestra sociedad en una teocracia (otra vez). Y hechos actuales que nos dicen que poco o nada ha cambiado en su connivencia con los poderosos se suceden sin cesar: no hay más que pensar en la parroquia de S. Carlos Borromeo en Entrevías, los escándalos del Banco Ambrosiano, blanqueo de capitales, etc.

En cuanto a tu entrada sobre la EpC ya la he leído, aunque me abstengo de comentarla aquí pues no es su sitio. Ahora me toca comer y luego te dejaré mi opinión.

jaramos.g dijo...

Naturalmente, tú demuestras un cúmulo de información sobre hechos concretos y un nivel de análisis acerca de la organización eclesial de los que, sinceramente, carezco. Así que no pude cuando te hice mi comentario ni, mucho menos, puedo ahora ponerte ni un pero. Me conformo con mantener el principio que yo expresaba. Humildemente, porque es tan general, tan general, que resulta casi inatacable (no falsificable, es tal vez la expresión). Claro. Cogí la opción fácil. De todos modos, en muchas manifestaciones antieclesiales de bastantes personajes públicos hay un no sé qué que me suena a una lucha por el poder, simplemente eso. O sea, el burdo "quítate tú para que me ponga yo" de toda la vida. Más aún, puede que todos utilicen métodos parecidos para mantenerse y/o eliminar al adversario. Y nada de esto es de extrañar, puesto que queda ya muy poca gente y menos colectivos que luchen "por ideas" o "por principios".

Anónimo dijo...

Un amigo me manda la direción del blog.
Cuando uno intenta ser tolerante en todo, no puede ser intolerante sectorialmente.
Podemos hablar mucho de la iglesia y de las muchas iglesias, pero recuerda que cuando alguien tiene un problema económoco va a Cáritas.
Cuando alguien acoge a los más desfavorecidos no son los partidos políticos. Los más marginados de la sociedad: emigrantes, presos y transeuntes, sólo encuentran a algunas personas de iglesia que están a su lado.
La relación puede ser mucho más amplia.
La iglesia tiene su historia negra. ¿Quién no?.
Acaso hacemos herederos a nuestros políticos de los crimenes del poder tiránico en cualquier espacio de la historia.

Dédalo dijo...

jaramos.g, creo que te confundes. Ni soy estudioso ni entendido en asuntos eclesiales. Nunca he tenido más relación con la Iglesia Católica que haber sido bautizado como lo éramos todos y haber estudiado en un colegio religioso. Los hechos que señalo simplemente han sido noticia en algún momento. Basta echar un vistazo a las hemerotecas o darse una vuelta por Google.

Ardino, bienvenido ante todo.

Si criticamos a los médicos ejercemos un derecho como usuarios, si criticamos a los talibanes estamos defendiendo los derechos humanos, si criticamos al Madrid, simplemente es que nos gusta más el Atleti... ¿por qué no podemos criticar a la Iglesia Católica sin ser catalogados inmediatamente como intolerantes?

Me pones los ejemplos de Cáritas y las ayudas que la Iglesia ofrece a los necesitados. ¡Hombre! sólo faltaba que no hiciera nada de eso; entonces que se renombre Vaticano, S.L. y se anuncie en TV (bueno, esto ya lo hace). Y, por supuesto, es inexacto que "Los más marginados de la sociedad... sólo encuentran a algunas personas de iglesia que están a su lado": hay multitud de organizaciones que no son ni católicas en particular ni religiosas en general que ayudan a los más necesitados. Sobre partidos políticos en concreto, no tengo datos, pero muchas administraciones públicas (ayuntamientos, diputaciones, consejerías, etc.)asisten a los más necesitados y ONG hay a mantas.

Y, curiosamente, a la jerarquía eclesial parece no gustarle excesivamente que sus ministros se acerquen demasiado a los más desfavorecidos. Ejemplos no faltan, desde las divergencias con los jesuitas de Centroamérica, que han llevado al Papa actual a prohibir a Jon Sobrino impartir clases, hasta el intento de cierre de la parroquia de San Carlos Borromeo que cité antes (paradójicamente, por atender a "emigrantes, presos y transeúntes" y justo para cambiarla por un centro de Cáritas, que ayuda pero sin mezclarse tanto con la chusma).

Es escandalosa la comparación entre esa estricta actitud y la tibieza con que reprenden (o directamente ocultan) otros hechos mucho más graves. El ejemplo más conocido es el pastón que han desembolsado para acallar a las víctimas de abusos por el clero estadounidense, mientras a los culpables se les traslada, pero no se les expulsa. Pero hay muchos más.

El proceso por pedofilia contra el fundador de los Legionarios de Cristo, Marcial Maciel, fue cerrado sin conclusiones por el actual Papa alegando la avanzada edad del acusado y lo mandó a rezar.

El cura argentino colaborador de la dictadura Christian von Wernich cumple cadena perpetuta por crímenes contra la humanidad. La Iglesia Católica echa balones fuera, no admite responsabilidad institucional, dice que el cura "actuó bajo su responsabilidad personal"... pero el proceso eclesiástico contra el reo (ya lleva un año condenado por la justicia civil) está congelado; y no se le ha retirado la licencia eclesiástica para actuar como ministro de la Iglesia, por lo que puede seguir ejerciendo sus funciones religiosas. Podríamos seguir, pero bastan un par de casos.

Creo que el problema reside en que los católicos piensan en su iglesia como una institución divina, por lo que criticarla supone un ejercicio de intolerancia inasumible. Yo no critico al dios católico, básicamente porque no creo que exista. Tampoco critico la esencia de la doctrina católica (otra cosa son los añadidos interesados), doctrina que la propia iglesia debería ser la primera en practicar, pero ya se sabe que de la teoría a la praxis va un buen trecho. Ni, por supuesto, critico a los católicos por el hecho de serlo, entre los que hay excelentes seres humanos. Critico a la iglesia como institución hipócrita, cuya práctica es, en muchos casos, diametralmente opuesta a lo que predica y a las personas cuyos hechos me parecen condenables.

Ya dije antes que no necesito viajar al pasado para justificar mis críticas a la iglesia. No sé decirlo más claro. Pero también me gustaría aclara un extremo: ¿hasta dónde alcanza "el pasado"? ¿1 mes, 1, 5, 10, 25, 30, 50, 100 años)? Es que no me parece consecuente, por poner un ejemplo muy actual, clamar contra la memoria histórica alegando que se removueven heridas del pasado para, en las mismas fechas, beatificar a cientos de mártires de la cruzada española.